Hace unos meses llegó a mi vida alguien que me hace tener que tener respuesta para todo las 24 horas del día. Llamémosle Gonzalo.
Gonzalo es una de esas personas que llega a tu vida para hacerla un poco mejor sin esperar nada a cambio, de esas personas con la que conectas sin más, de las que siempre están ahí para tener el gesto adecuado en el momento adecuado.
Gonzalo es uno de esos niños atrapados en un cuerpo de mayor y a la vez un mayor atrapado en un cuerpo de niño, y esto le hace arrancarte siempre una risa o una sonrisa, según se nos de el día. Suena raro pero es así. Un día te argumenta una teoría filosófica y otro te pregunta el por qué de algo, como hacen los niños cuando son pequeños y quieren saber por qué el cielo es azul o por qué tenemos pelo.
Pero el otro día me preguntó algo que me costó responder: ¿por qué no sabemos estar solos?
Nunca me había planteado esa pregunta, nunca me había planteado si sé o no sé estar sola. Lo que si tengo claro es que si no sabemos estar solos es por culpa de cómo nos han educado, de cómo nos han hecho
tener miedo de la soledad. Desde pequeños nos enseñan que para ser felices hay que tener una pareja, unos hijos y una casa. Si te sales fuera de este camino, eres una persona rara. O sino, cuántas veces has escuchado eso de: ¿cuarenta años y soltero/a? Tiene algo raro fijo...
Lo que no entiendo es quién dice que lo normal sea tener una familia para ser felices. Quizás para ser felices antes debemos
aprender a estar solos, porque estando solos aprendemos a querernos, a respetarnos, incluso aprendemos a conocernos. Y es que si no aprendemos antes a compartir la vida con nosotros mismos, ¿cómo vamos a aprender a compartirla con los demás?
O es que quizás, simplemente, hemos decidido estar solos. Como dice alguien a quien quiero mucho: "todos piensan que soy un bicho raro porque tengo cuarenta años y no estoy casada ni tengo hijos. Pero, yo soy feliz, yo he elegido este camino aunque nadie pueda entenderlo. La gente piensa que estar solo es un fracaso, pero a veces el fracaso es
compartir tu vida con la persona equivocada. Quizás si dejáramos de guiarnos por lo que nos han enseñado que es lo correcto, viviríamos más felices. O sino, piensa en la homosexualidad si a todos nos hubieran dicho como dicen tus padres: "para ser feliz enamórate de una persona", de una persona, no de un chico si eres chica o de una chica si eres chico. Si a todos nos hubieran enseñado eso, igual todo sería más fácil. Quizás si dejáramos de guiarnos por lo que nos enseñan como correcto, seriamos más felices".
Y yo sigo pensando si no sabemos estar solos porque la sociedad nos ha enseñado que eso no es lo correcto o si quizás la culpa de que no sepamos estar solos, la tienen los domingos.
Quizás los domingos sean los culpables de que no sepamos estar solos. Los domingos nos levantamos con ganas de que alguien nos traiga el desayuno a la cama y nos haga zumo de naranja natural, los domingos nos sobra el tiempo y nos metemos en la ducha esperando que alguien venga detrás a quitarnos el champú del pelo, los domingos nos hacen echar de menos las peleas por decidir si pedimos chino o pizza, los domingos nos hacen ver que nuestra cama es demasiado grande para nosotros solos, los domingos son ese día que te apetece que te den un masaje en los pies, los domingos son ese día que echas de menos que alguien te acaricie el pelo, los domingos son ese día que nos hace ver que la manta que nos tapa para ver la peli en el sofá es demasiado larga para una sola persona...
Pero los domingos sólo duran 24 horas y llega el lunes y tú te haces rápido tu zumo de naranja, te metes en la ducha cantando, pides una pizza que no compartirías con nadie ni por todo el oro del mundo, la cama se te hace pequeña y piensas lo bueno que es tener tanto espacio para ti, te vas a que te den un masaje y la manta está escondida hasta el domingo siguiente...
¿
Sabemos estar solos? La respuesta es sí, si sabemos estar solos. Miento, sabemos estar solos todos los días menos los domingos.
Malditos domingos...