Basado en hechos reales: Las mujeres no se tocan solas

Las mujeres no se tocan solas. Las mujeres no se tocan. Las mujeres no se tocan a solas. Cómo va a tocarse una mujer estando a solas. Qué despropósito, qué vergüenza, qué aberración, qué mal gusto, qué osadía, qué fresca, qué maleducada, qué necesitada debe estar, qué ligera, qué disparate, qué deshonor, qué impertinencia, qué barbaridad, qué bajeza...

Ilustración de Alvaro Castro @alvarocastrodesign para No soy tu estilo

Qué 

maravilla

QUÉ MARAVILLA

Q-U-É   M-A-R-A-V-I-L-L-A

Cuando tenía 13 años un buen amigo me dijo: "las mujeres tenéis, siguiendo la línea de la tripa que baja desde el ombligo, un botón que activa una montaña rusa. Mientras subes te pone a mil revoluciones y contraes todos tus músculos deseando que aquello empiece a bajar. Cuando caes te muerdes el labio mientras notas fuegos artificiales y esa adrenalina recorre todo tu cuerpo. Luego al bajarte de la atracción, sueltas un suspiro porque ha acabado". Años más tarde descubrí los botones que activaban esa montaña rusa de la que me habló. Y entendí que nadie me había definido mejor un orgasmo. 

Nunca entendí que sentir fuera un tema tabú o algo de lo que avergonzarse. Pero lo era. Lo es. Y lo seguirá siendo. Porque nos han educado en una sociedad en la que el placer está más asociado al delito que al disfrute. Disfrutar o sentir está mal visto. Menos mal que mis amigos y mis amigas hablan de esto como si hablaran de ir a comprar el pan. Sin tabús. Sin vergüenza. Sin mierdas. El problema es que a la mayoría de la sociedad les gusta que las cosas sean matemáticas, que 2 más 2 sea 4. Pero no pienses si entre el negro y el blanco hay grises porque no serás "normal". Y aquí se ve que todos quieren serlo. Que no hay nada mejor que la normalidad. Pero, ya hay que estar aburrido para querer ser normal...

Que las mujeres se den placer ellas mismas, está mal visto. Por hombres y por mujeres. Hombres que creen que ya están ellos para solucionarte la vida, y mujeres que creen que serán menos mujeres por hacerlo. O mujeres que lo hacen y se avergüenzan de hacerlo como si fuera un pecado. U hombres que se piensan que es porque con ellos nos disfrutas. Pero yo siempre me he hecho la misma pregunta: ¿Cómo vas a saber guiar a alguien en lo que te gusta si no sabes lo que te gusta? Conocer tu cuerpo es la única manera de sentir de verdad. Nos pasa con todo, nos da miedo conocer nuestro interior así que lo dejamos en manos de los demás. Formamos nuestra personalidad en base a las personas que nos rodean pero muchas veces se nos olvida parar a escucharnos a nosotros mismos. Lo mismo pasa con nuestro cuerpo: miedos absurdos a conocerlo, valores cuestionables y demasiados prejuicios.