No quiero ser delgada. No quiero llevar una 34 y pesar 50kg. No quiero ser delgada. Respeto a la gente que lo es o la que quiere serlo pero yo no quiero ser delgada.
El otro día hablando con una amiga me dijo:
- Deberías vigilar un poco el peso porque estás más gordita y tienes una espalda bastante ancha para ser una chica.
- ¿Eres feliz siendo delgada?
No es la primera vez que alguien me dice que no estoy delgada sino que todo lo contrario. Y amigos aunque acabéis la palabra "con ita o ito" el resultado es el mismo, la palabra gordo o gorda no cambia el significado. Recuerdo cuando una vez una chica en un comentario en el blog, me dijo que debía cerrármelo porque estaba gorda. Como si ahora fuera mi cuerpo el que marca el rumbo de mis actos. En mi caso es algo que no me afecta, pero la inseguridad es algo que caracteriza a mucha gente y un comentario como ese puede ser muy desafortunado. No quiero que nadie me diga si mi cuerpo es apto para el canon de belleza actual. Queridos, eso lo decidiré yo. Y antes de abrir la boca para juzgar el cuerpo de alguien, mírate y juzga el tuyo. Salvo que seas Ariadne Artiles o Velencoso, mejor cierra la boca.
Ser delgado no significa ser feliz, no vamos a ser más felices ni vamos a estar más guapos si usamos una 34 en vez de una 38. Me parece genial la gente delgada pero YO NO QUIERO SER DELGADA. Yo quiero estar sana y fuerte y eso no tiene nada que ver con estar delgado o no. No hago dietas para adelgazar, simplemente cuido mi alimentación para poder entrenar mejor. De hecho, no entreno para estar delgada, entreno para estar fuerte.
Me aburren las webs de moda con modelos esqueléticas y tíos con la mejor tableta que has visto en tu vida luciendo la prenda que tú luego vas a llevar, como si esas chicas o esos chicos fueran el reflejo de la realidad. Joder, solo el 10% de la población es el que tiene medidas de infarto y piernas de escándalo. De qué sirve poner al mayor pibón del mundo con un extra de Photoshop si ni en nuestros mejores sueños nos va a quedar así el bikini o el bañador. Me aburren. Me aburren las tiendas en las que una L equivale a una 34 y ahí estás tú con cara de en qué talla me meto ahora. Me aburren los mil artículos de belleza en el que nos "ayudan" a ser perfectas o perfectos, que sí, que están muy bien pero ¿y si empezamos por hacer artículos para aprender a querernos y a querer nuestro cuerpo?
Me gusta mi cuerpo, obviamente se puede mejorar pero a mí me gusta. Me gusta usar una talla 38 y pesar 58kg. Me gustan mis curvas y me gusta tener una espalda ancha y que se me marquen los músculos. Me gustan mis curvas, me gusta no parecer una tabla de planchar por delante y por detrás. Me gusta mi cuerpo por eso yo siempre fui de hacerlo con la luz encendida porque lo único que merece ser escondido es la vergüenza. Me gustan mis mollas que hacen que se pueda "agarrar" como decía mi abuelo, porque los pellizcos cuando nadie mira no tienen sentido si no tienen qué pellizcar. Me gustan mis brazos anchos que dejaron de ser palillos chinos para ganar pulsos. Me gusta mi cintura que más que de avispa es de avispero, pero las reuniones son más divertidas si necesitas dos brazos para rodearlas. Me gusta mirarme desnuda delante del espejo y ver que la imperfección también es bonita. Me gusta que mis caderas sean caderas, no una línea recta que une dos puntos de mi cuerpo. Y por último, me gusta mi culo que rellena mis vaqueros, no quiero que mi espalda acabe en una explanada, yo siempre fui más de montañas...
Lo siento, no quiero ser delgada, me gusta mi cuerpo. Los japoneses utilizan un término que hace referencia a la belleza imperfecta, efímera e incompleta: Wabi-Sabi.
Eso somos, una belleza imperfecta.
#yosoywabisabi