Son las 12 de la noche, suenan las campanadas y ahí estoy yo, poniéndome objetivos para el año 2013. Este año preferí ser realista, que luego me vengo arriba con los propósitos y lo único que consigo es pillar una depresión. Total que este año me propongo como único objetivo: ir al gimnasio.
Los gimnasios se hacen ricos a costa de estos propósitos que no cumple ni el tato: oferta 3 meses a 100 euros...claro, 100 pardillos lo pagarán y no volverán...pero no es mi caso.
Llega el momento de enfrentarse al gimnasio, de mentalizarte de que tienes que sacarle partido porque ya lo has pagado y no está el horno para bollos. Son las 6 menos 5 y empiezo a las 6. Hay dos opciones:
- Si eres un chico buscas en tu armario los pantalones cortos de cuando jugabas al fútbol con 18 años en la universidad y por supuesto, buscas un básico imprescindible, una camiseta de propaganda que llevas utilizando como pijama desde hace 15 años.
- Si eres chica buscas en tu armario un pantalón pitillo de deporte que no tenga agujeros, con eso te basta. Luego vas al armario de tu chico y coges su camiseta XXL ( de ahí a que él tenga que coger una de propaganda), te pones tu moño dominguero y lista.
Llegas a tu clase, y oyes como tus músculos te suplican que como proposito de año te pongas ser feliz y te dejes de tonterías como ir al gimnasio. Pero en tu cabeza tienes la imagen de la pasta que te has gastado en cumplir el proposito. Entras en clase, miras alrededor...¿y qué me encontré?
- La tía buena: la tía buena tenía un cuerpo para llorar, tu moño dominguero empezó a deslizarse y a esconderse al ver su melena rubia al viento perfectamente planchada. Ella no lleva la camiseta XXL de su novio, ella llevaba el top de su hermana de 10 años. A la tía buena no se le marcaba ni un gramito de celulitis, y su cara sin maquillar era un canto de sirena, mi cara era un poema...
-El gracioso: No tuve que escucharlo mucho rato para querer arrancarme los oídos. Ahí estaba él, supliendo su cara poco agraciada con su simpatía excesiva. Y es que no hay nada peor que un tío haciéndose el gracioso...Bueno sí la hay, y es cuando la tía buena de tu clase le ríe las gracias al "gracioso" y ya apaga y vámonos. Yo os juro que hacía por reírme pero el tío ni pizquita de gracia.
- La mafia: la mafia es lo que me deprime del gimnasio, la mafia lleva hecha la permanente y tienen descuentos en el gimnasio. Sí, lo habéis acertado, la mafia son las señoras mayores de 65 años, son las reinas del gimnasio y os aseguro que pueden acabar con vuestra poca moral.
Empieza la clase de baile, un pasito para acá, un pasito para allá y te das cuenta que has empezado demasiado motivada, pero que ya tienes el pulmón en la boca y estás a punto de vomitar hasta lo que comiste hace un mes. Tu moño está ya en los pies, igual que tu dignidad, estás sudando como un pollo y tienes flato. Empiezas a pensar en los trucos que te decía tu madre para que se te quitara el flato o en mi caso los que me decía mi profesora de gimnasia de 5º de primaria, pero no recuerdo nada. Decides levantar la mirada.........
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ERROR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Te voy a dar el mejor consejo que te han dado en tu vida: en el gimnasio fija tus ojos en tus ojos. Sí, lo has entendido bien, mira al frente y clava tus ojos en tus ojos, no mires a un lado ni al otro si no quieres llorar. A mi nadie me dio ese consejo y miré!!!!!!¿y qué había?
-La tía buena: la tía buena NO suda, nada, ni un poquillo. La tía buena sigue teniendo su melena al viento, y la tía buena hace los movimientos como si estuviera respirando, vamos que no le cuesta nada, pero nada es nada!!!
-El gracioso: el gracioso está ahí haciendo bromas fáciles por si alguna cuela, pero a la vez lleva un pantalón extrapegado que hace que el morbo a su lado sea una broma de mal gusto.
-La mafia: la mafia tiene más marcha que tú, ellas saltan, bailan y se ríen, como si nada!!!!Vamos que creo que voy a cambiar el activia por el Densia de Danone porque mis huesos parecen del paleolítico al lado de los de estas señoras.
Y tu dignidad empieza a caer en picado como la prima de riesgo y llega el peor momento de la clase y es este:
El estiramiento agarrándote la punta del pie...¿¿¿pero quién ha inventado esto???Pero si este estiramiento es más vergonzoso que ver las fotos de cuando teníamos 15 años.
Y claro la tía buena lo hace con su pelo y su cuerpo perfecto, y es que las señoras de 65 años lo hacen igual que juegan al dominooooooooo!!!!!Allí están ellas con la cabeza casi tocando las rodillas...Y qué queréis que os diga, quería salvar la poca dignidad que me quedaba, así que cuando vi el percal y que no llegaba ni a tocarme la rodilla...Me levanté muy digna y me fui a beber agua. Mejor que piensen que tengo sed, a que piensen que tengo los huesos, iba a decir de una abuela, pero hasta ellas tienen más elasticidad que yo. Eso sí, al día siguiente volví a recoger la poca dignidad que me quedaba y para empezar me puse una camiseta una talla más pequeña, a ver si se me pega algo de la tía buena...